La nave Oimiakon no llegó por sorpresa. Muy al contrario fue fruto de muchas horas de indecisión y duda. Llegar a ella fue un verdadero viaje. Eran tales las dudas, tan dispar y separada de todo lo que habiamos hecho hasta el momento que no nos atrevíamos. Además la situación económica tampoco invitaba a estos "derroches". Todo empezó en el mes de Junio, preparando al Capitán para el viaje Mussala. Navegamos juntos un rato. El Capitán curioso se preguntaba por qúe mantenía aquel ritmo lento...

Navegando con Oimiakon hemos descubierto que es muy normal que las motos se pongan en nuestra popa y nos acompañen durante algunos kilómetros. Su visión sin duda despierta simpatía a todo aquel que ame la ruta.

¿Por qué no hacerlo?. Así nació Territorio Ural, fruto de la duda y con la esperanza de vencer el veneno que se habia apoderado de mi. 5 meses después, Oimiakon llegaba a nuestro garaje... y hoy vemos muy dificil que lo abandone.

Recorrer con tranquilidad lugares a los que nunca pensamos llegar.  Cargar con todo lo que siempre puedes olvidar... Moto... de otra manera.